Quizá no te quería tanto

Joder, ¡no todo iba a ser un maldito cuento de hadas! Está claro que algún día la magia iba a desaparecer. Esto tenía que explotar por algún lado. Vamos, hombre, ¡no cabe tanto semen en un condón!

Nos llevábamos bien. Habíamos llegado incluso a querernos más allá de lo previsto y lo esperado, y en la cama nos entendíamos, sudábamos y nos veíamos las caras de estar en otro mundo. Pero, por encima de todo eso, habíamos logrado crear una conexión sobrenatural entre nosotros. A veces te daba miedo escucharme hablar y sentir que te conocía mejor que tú.

Era demasiado intenso todo. Del mismo modo en que sólo con tocarte podría haberme corrido más de una vez, cuando se trataba de discutir, queríamos matarnos. Rompíamos todo lanzando palabras que dolían más que cualquier cenicero de cristal en la cabeza, que cualquier patada en la boca del estómago, que cualquier bala atravesando un corazón. Era horrible. Pero luego volvíamos a la cama y lo olvidábamos todo. Llenábamos la habitación de vaho y escribíamos en los cristales mensajes que leeríamos cuando se nos secase el sudor. Los te quieros se quedaban cortos y el te amo era demasiado abstracto y poco práctico.

Era demasiado intenso todo. Era insostenible.

Después de escribirnos más historias en la piel de las que jamás podremos recordar, llegamos al punto final de la nuestra. Un punto desgastado que no supimos ubicar y que dejamos de forma cobarde a merced de las circunstancias. Le dejamos al destino que ninguno conocía la máquina de escribir de todas aquellas noches. Cobardes, ambos. Aunque tú un poquito más.

Pero incluso el destino, que presumía de eterna paciencia, se cansó de vernos jugar siempre a lo mismo y arrancó todas las hojas de papel en blanco que quedaban por delante. Me las dio y me dijo «haz lo que quieras con esto». Yo las miré. Te miré. Y las volví a mirar. Te miré de nuevo. Llorabas. Y las tiré.

Las tiré porque me daba igual. Las tiré porque estaba harto de toda esa mierda de juegos y porque me había cansado de escribir. Y de sentir. Me había cansado de sentir hasta tal punto que lo había olvidado. Había olvidado que me había cansado. Lo había olvidado todo. Y parece que después de todo, quizá no te quería tanto.

2 comentarios en “Quizá no te quería tanto

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s