Hacía mucho frío y yo acababa de llegar. Tú también, desde la otra punta. Arrastrabas una maleta y los nervios de la primera vez. Yo tiritaba, pero había cubierto mi boca con una bufanda. Giré la esquina y te vi. Caminabas deprisa. Tanto, que ni siquiera te atreviste a sonreírme hasta que levanté la mano. Nos paramos en seco, en mitad de aquella plaza llena de gente y luces. Llena de frío.
Aquellos fueron los dos besos más raros que recuerdo. Tenías la punta de la nariz congelada y yo no sabía dónde apoyar mis manos. ¿Qué tal? Muy bien. Todo muy bien. Todo menos nosotros, que mentíamos para mantener a salvo el orgullo.
Pude haberme ofrecido para llevarte la maleta, pero no lo hice. Te acompañé a aquella tienda de barrio, a dos calles de mi casa, para que comprases algo de cenar. Pude haberte ofrecido algo de lo que tenía en casa, pero no lo hice. Compraste cualquier cosa y bebida, mucha bebida. Pude haberte ofrecido subir a mi casa, bebernos todo lo que tenías en la bolsa y desnudarnos, pero no lo hice. Decidimos despedirnos de la forma más amarga posible. Nos dimos un beso entre los labios y la mejilla. Dimos media vuelta y seguimos nuestro camino. A los cinco minutos te estaba escribiendo. Y tú a mí.
Pasadas varias horas, una cena y una ducha, estábamos en mi casa bebiéndonos todo lo que llevabas en aquella bolsa, dando vueltas a los acordes más nostálgicos y desnudándonos. Nos mirábamos como si hubieran pasado meses sin hablarnos. Nos besábamos como si hubieran pasado años. Nos subimos uno encima del otro y nos apretamos tanto que ni siquiera cabía el sudor entre nosotros. Quise dejar las huellas de mis dedos en tus caderas. Tú me clavaste los dientes y te llevaste mis labios. Eché la cabeza hacia atrás y tú me imitaste. Te apreté más fuerte. Con las dos manos y con todo mi cuerpo. Dejaste escapar un suspiro. Uno fuerte.
No llegó a salir el sol cuando tú lo hacías de mi casa. Arrastrabas una maleta y los nervios de no volvernos a ver. Yo me quedé tu perfume y la resaca más larga de mi vida.
Me recomendaron tu blog, y de verdad que está muy bien. Saludos!
Muchas gracias por leerme y seguir el blog! Saludos!
‘Los nervios de no volver a vernos’, tantos momentos así, en manos del destino… gran post!
uff. Sin palabras. Hacía tiempo que no me emocionaba con un texto, gracias 🙂
Gracias a ti por esas palabras! 🙂
Desgraciadamente, nunca me cansaré de leerlo, ni dejaré de leerte.
Escribo menos de lo que debería.
Yo me quede con tu perfume y tu te llevaste la maleta. Gracias